GRECIA · Día 4 de 7
DELFOS, TERMÓPILAS Y METEORA
[26 Julio 2021]
Nos levantamos a las 7:30 horas, recogemos nuestras cosas del apartamento (tampoco había mucho que recoger) y desayunamos deprisa y corriendo en una cadena llamada Gregory’s. Pedimos cafés y zumos; como no hay opciones sólidas para celíacos yo desayuno con mi kit de salvamento a base de galletas Schar y unos plátanos que compro en una frutería.
Acto seguido vamos a la empresa de alquiler de coches, pues hoy partimos hacia el norte de Grecia. Por el camino la maleta de Influencer a la fuga se rompe y toca llevarla a cuestas. Luego en la empresa de alquiler no funciona el número pin de mi tarjeta de crédito. Probamos con la de débito, pero el depósito sobrepasa la cantidad permitida. Típicas cosas que nos pasan de viaje, todo genial…
Los tipos de la oficina son parcos en palabras pero me permiten una llamada al banco y lo resolvemos sin problema. Además no nos intentan convencer de ningún seguro adicional, punto positivo. Nos dan un Fiat Tipo un poco «estropeao» con la palanca de cambios medio desmontada, pero no necesitamos más. Como siempre, hacemos unas fotos para cubrirnos en la devolución del coche y ahora sí que sí, nos disponemos a salir de Atenas.
Alquiler de coche con SURPRICE (Syngrou Avenue, cerca del Arco de Adriano). Precio: 234€ durante tres días con seguro completo de discovercars.com, devolviéndolo en la misma oficina de Atenas. No tuvimos ningún problema.
- TIPS ALQUILER DE COCHE EN ATENAS
- Devolverlo en distinta oficina aumentaba 180€ el precio así que descartamos dejarlo en el aeropuerto.
- Siempre hay que llevar tarjeta de crédito para el depósito (1000€). Aunque a nosotros nos hicieron el favor por el fallo de la tarjeta.
- No pillar coche en oficinas de Avia Paraseki. Es más barato pero está a 24 km de Atenas.
- Comparar buscadores: El mismo coche con las mismas prestaciones costaba 305€ en Rentalcars y 234€ en Discovercars.
En Atenas nos encontramos con un súper atascazo: motos, camiones, hormigoneras, los griegos se cambian de carril una y otra vez, no usan intermitentes… A decir verdad esta fue la única vez que pensamos que los griegos conducen sin normas; cuando conseguimos salir del atasco la carretera está muy tranquila. Hace tanto calor que mi móvil lanza un mensaje que nunca había salido antes: «La batería está demasiado caliente».
- CONDUCIR EN GRECIA
- Los griegos tienen fama de conducir a lo loco, como los italianos. Nosotros no tuvimos problema, aunque sí es verdad que algunos adelantan usando todos los carriles a lo loco y sin intermitentes. Personalmente me estresó más la conducción en Portugal.
- Algo importante es que todo el mundo usa el arcén para dejarse adelantar.
- La gasolina es cara: la sin plomo 95 va de media a 1,70€/litro, como en Islandia.
El tramo Atenas – Delfos incluye dos peajes: uno de 3’25€ y otro de 3’80€. Por el camino repostamos. Muchas curvas: si sois sensibles llevaos pastillas para el mareo. Nos llama la atención que en Arájova, un pueblo montañoso cerca de Delfos, se anuncia una estación de esquí. Parece que en el país heleno también se puede esquiar, y es que Grecia es un país eminentemente montañoso, aunque solo se patrocinen sus islas y playas.
Finalmente llegamos a DELFOS, donde aparcamos como buenamente podemos a un lado de la carretera. Pagamos la entrada a las ruinas para justo después enterarnos de que el típico sitio que te sale en Google cuando buscas «Delfos», es gratuito. Pero es que amigos: eso no es el Oráculo de Delfos, sino el de Atenea Pronaia.
Mi móvil sigue anunciando: «La batería está demasiado caliente». Está socarrat, como nosotros y como la paella. Los instagramers lo pintan todo maravilloso pero yo digo las cosas como son: hacer turismo en Grecia en verano es matador, así que no os olvidéis agua y crema de sol. O mejor, venid en invierno. Dentro del recinto hay baños y fuente.
- RUINAS / SANTUARIO DE DELFOS
- Precio: 12€/persona.
- Duración: Aproximadamente una hora, si vais al Museo de Delfos más (nosotros no fuimos, que teníamos hambre).
- Puntos de interés: TESORO DE LOS ATENIENSES / TEMPLO DE APOLO / TEATRO / ESTADIO

Las ruinas del Santuario de Delfos consisten en un complejo de templos y ruinas (sobre todo ruinas) que se visitan en continuo ascenso en zig-zag llamado Vía Sagrada. Todo este lugar situado en la falda del Monte Parnaso, se convirtió en un lugar sagrado al que acudían emperadores, nobles, reyes y peregrinos para consultar decisiones políticas o personales al Oráculo de Apolo.
Delfos alberga varios Tesoros: templos que fueron regalados por diversas ciudades griegas y en los cuales se guardaban las ofrendas de dichas ciudades a Delfos. Destaca el TESORO DE LOS ATENIENSES, el mejor conservado sin duda tras las excavaciones y su posterior reconstrucción durante el siglo XX.

Se cree que se construyó en el siglo V a.C. conmemorando la Batalla de Maratón, y esto es curioso porque explica el origen de la expresión «correr una maratón». En la mencionada batalla se enfrentaron los atenienses contra los persas, quienes habían jurado matar a los niños y violar a las mujeres. Así pues, las mujeres atenienses acordaron que si no recibían noticias de la victoria antes del atardecer, matarían a sus hijos y se suicidarían para evitar la humillación por los persas.

De acuerdo con el historiador Heródoto, la victoria de los atenienses fue aplastante: murieron 6400 persas y tan solo 192 griegos. El corredor Filípides tuvo que correr 42 kilómetros que separaban Maratón de Atenas para comunicar la buena noticia a las mujeres antes de que se suicidaran. Tras anunciar la victoria, murió agotado. En los primeros Juegos Olímpicos Modernos (1896) se incluyó como prueba la primera maratón en honor al soldado griego.

Del TEMPLO DE APOLO, construido en el siglo IV a.C. sobre los restos de otros templos, hoy apenas queda el basamento y algunas columnas. Y, como siempre digo con los templos griegos, ya tiene mérito porque han pasado 2.500 años y el lugar sufrió incendios, terremotos, ataques persas y finalmente fue demolido por el emperador romano Teodosio en el año 390 d.C. en nombre del Cristianismo, pues era considerado un lugar pagano.

Dicen los registros que fuera del templo había una estatua de oro de Apolo de 16 metros de altura. Pero, ¿por qué Apolo, Dios de las artes y de la música, del arco y la flecha, de la belleza masculina?
El origen de Delfos se remonta a la lucha entre Apolo y Pitón, una enorme serpiente que custodiaba el Oráculo. Apolo venció a la serpiente que dominaba el lugar y se hizo cargo del Oráculo, recuperando todos los campos y ríos que habían sido envenenados por la serpiente. Como curiosidad: Pitón era hija de Gea, la diosa griega que personifica la Madre Tierra.

Se dice que dentro del Templo de Apolo existía una cámara subterránea («ádyton») a la que solo accedían los sacerdotes y una mujer cuyo nombre perdura en nuestros tiempos: Pitia o pitonisa, en honor a la serpiente Pitón que había sido derrotada por Apolo. En teoría sacrificaban una cabra, la pitonisa aspiraba vapores sulfurosos y mascaba hojas de laurel, tras lo cual entraba en trance y supuestamente profetizaba en nombre de Apolo, ofreciendo respuestas ambiguas que interpretaban los sacerdotes.
Sin embargo, los escritos de historiadores como Plutarco y Heródoto describen el proceso como algo más directo y sin tanto teatro. Durante los tres meses de invierno, Apolo se iba del Oráculo y en su lugar iba Dioniso: Dios del vino, la locura y el éxtasis. Algunas de las profecías más conocidas del Oráculo de Delfos fueron:
Guerras Médicas: En el siglo V a.C. el Oráculo propuso la rendición ante los persas, pues presagiaban desastres y derrotas. Los atenienses forzaron a los sacerdotes a cambiar la interpretación del Oráculo y finalmente salieron victoriosos.
Versión No-Disney de Hércules: Hércules era hijo de Zeus y de una mujer mortal llamada Alcmena. Como Zeus había engañado a Hera, esta atormentó a Hércules durante toda su vida. De hecho, lo hizo perder la memoria y en un arranque de locura Hércules mató a sangre fría a su esposa Megara y a sus tres hijos. Como penitencia por sus actos, el Oráculo de Delfos le encomendó los famosos Doce Trabajos de Hércules en los que tenía que destruir criaturas mitológicas y cumplir tareas varias.
El complejo de Edipo: El Oráculo de Delfos le dijo a Edipo que acabaría matando a su padre y casándose con su madre. Él huyó de su ciudad para evitar su destino, matando durante el viaje a su propio padre sin querer. Posteriormente, se enfrentó a una esfinge para ganarse la mano de la hermana del Rey de Tebas, que era su propia madre. La forma de vencer a la esfinge fue este acertijo: «¿Qué animal anda a cuatro patas por la mañana, a dos patas al mediodía y a tres patas por la noche?». La respuesta al final de la entrada.
En el ádyton se salvaguardaba el ónfalos, una piedra sagrada conocida como «el ombligo del mundo». Se dice que Zeus hizo volar a dos águilas desde puntos opuestos de la Tierra y ambas se encontraron en Delfos, de lo cual se dedujo que era el centro del mundo.

Si continuamos subiendo por la Vía Sacra nos encontramos con el TEATRO DE DELFOS, de la misma época, que albergaba hasta 5.000 espectadores. Ver allí obras de teatro con el valle montañoso de fondo tenía que ser una maravilla.

¡Pero no hay que darse la vuelta todavía! (aunque el calor invita). El lugar más elevado del recinto, y probablemente el que más desapercibido pasa, es el ESTADIO DE DELFOS que albergaba hasta 7.000 espectadores.
Allí se celebraban los Juegos Píticos cada cuatro años para conmemorar la victoria de Apolo sobre Pitia. Eran los más importantes después de los Juegos Olímpicos e incluían pruebas atléticas, hípicas, líricas… Y al igual que en los Juegos Olímpicos, todas las polis participantes entraban en tregua aunque estuvieran en guerras civiles.

Finalizamos nuestra visita en el Oráculo de Delfos y nos acercamos en coche (aunque se puede ir andando) al Santuario de Atenea Pronaia, posiblemente la imagen que te viene a la cabeza cuando piensas en Delfos porque en Google escribes «Oráculo de Delfos» y te sale esto.
- SANTUARIO DE ATENEA PRONAIA
- Precio: Gratis.
- Duración: Una media hora. Hay un mirador superior y luego se puede descender al nivel del santuario.

El SANTUARIO DE ATENEA PRONAIA rendía culto a la protectora de Atenas. De hecho, «pronaia» significa «antes del templo» porque los peregrinos pasaban por aquí antes de acceder al Santuario de Delfos para hacer sus consultas a Apolo.
Su ruina más emblemática es el Tholos de Delfos, un templo circular del siglo IV a.C. cuyo uso se desconoce; se piensa que culto a los dioses o funerario.

Este santuario está rodeado de un bosque de laureles en el que se dice que se reunían Apolo con su lira; las musas de la poesía y la música; y las ninfas de las fuentes; y las divinidades cantaban.

Con esto acabamos nuestra visita al Delfos turístico y nos adentramos en el Delfos gastronómico, así que retomamos el coche (¿es un coche o un horno?) y aparcamos en el pueblo, de nombre Delfos o Delphi.
Por cierto, ¿de dónde viene el nombre de Delfos? De acuerdo con la mitología griega, tras vencer a Pitón, Apolo se convirtió en delfín (delphi) para atraer a unos marineros cretenses al Oráculo, los cuales se convirtieron en los primeros sacerdotes.

Con ayuda del siempre útil TripAdvisor encontramos Vakhos Taverna, un restaurante cuya terraza tiene vistas brutales al Mar Egeo. Con carta específica, muchísimas opciones sin gluten, majísimos, económico, rico… Un verdadero regalo para los sentidos.
Nos pedimos los famosos pimientos rellenos de feta (ya somos fans), estofado de ternera con cebollas y tomate, hamburguesa con queso (esto para Influencer a la fuga, que lleva gluten), yogur griego y cafés, todo por 34€. Además nos invitan a aceitunas caseras (riquísimas) y macedonia de postre.
Vakhos Taverna (Delfos): El Olimpo de los celíacos. Vistas increíbles, comida artesanal, mucha variedad sin gluten. No tienen pan pero sí crackers sin gluten. El yogur griego, las aceitunas y los pimientos con feta son una delicia, pero está todo riquísimo. ¡Y encima barato!



El tramo Delfos – Termópilas consiste en un puerto de montaña que resumiría como «vacas y curvas». La verdad que el desvío no merece la pena si no eres un amante de la historia; en TERMÓPILAS solo hay una estatua en honor al sacrificio de Leónidas, soldado espartano, en medio de la nada.
Históricamente el lugar tuvo mucho interés durante las Guerras Médicas del siglo V a.C., de las que estoy hablando en todas las entradas porque el Imperio Persa solo hacía que atacar y destruir el territorio griego. ¿Por qué la tomaron con Grecia? Porque Grecia se encontraba a puntito de caramelo, pegadito a todo el territorio persa que se desplegaba por el actual Oriente Medio (Turquía, Siria, Irak, Irán, Afganistán, etc).

Imagen tomada de visualunit.me.
Bueno, pues durante la Segunda Guerra Médica (llamadas así por el Imperio Medo, anterior al persa), concretamente en el año 480 a.C., ocurrió la famosa Batalla de las Termópilas de la película «300», en la que Leónidas (rey de Esparta) y sus 300 militares espartanos, derrotaron a miles y miles de soldados persas aprovechándose de una posición estratégica en un desfiladero (que ahora es una explanada).
Como nos explicó nuestro taxista Nikko, pesadilla en griego se dice éfialtis debido a que un griego llamado Éfialtes fue quien traicionó a los espartanos liderados por Leónidas, ayudando al Rey Persa Jerjes a encontrar una ruta alternativa a las Termópilas y así vencer a los espartanos. En cualquier caso, los persas serían de nuevo rechazados en la Batalla naval de Salamina ese mismo año, en el que la flota griega destrozó las flotas persas.

Grecia se liberó definitivamente de los persas en el siglo IV a.C. gracias a la conquista del Imperio Persa por parte de Alejandro Magno con su ejército de griegos y macedonios; quien se convirtió en uno de los conquistadores más famosos de la historia con tan solo 23 años, al destruir el que había sido el imperio más grande de la historia hasta el momento.
Alejandro unificó las polis griegas para detener las guerras civiles y propició la expansión de la cultura griega por Occidente, comenzando una etapa de relativa tranquilidad para el país hasta que llegó el Imperio Romano el siglo II a.C.

Continuamos nuestro viaje y en el tramo Termópilas – Kastraki hay unas obras que nuestros GPS (tanto Google Maps como Waze) no saben interpretar y nos conducen por una carretera secundaria. El GPS redirige constantemente pidiéndonos maniobras ilegales en la carretera. No hay manera de volver a la A-3 hasta después de una hora conduciendo por la Grecia rural, con sus caminos tortuosos, sus campos de cultivo y sus pequeños pueblos. ¿Cuánto tardarán sus habitantes en ir al médico?
Lo primero que se nos pasa por la cabeza es la mala idea de habernos desviado para ver la estatua de Leónidas, que en teoría eran unos minutos y hemos acabado perdiendo hora y media. Lo segundo es que la crisis financiera del país se hace evidente en las carreteras griegas, donde hay poca infraestructura, pocas (o nulas) indicaciones cuando hay obras, y poquísimas conexiones de la autovía con carreteras secundarias.
Una vez conseguimos reincorporarnos a la ruta («Uf, qué alivio») pagamos tres peajes (3€, 1’95€ y 0’60€). En el último nos dice el tío del control que llevamos el maletero abierto. ¡Por dios, qué mas puede pasar! Por suerte no hemos perdido ninguna maleta, se acababa de abrir al pasar un bache. Una pequeña dosis de drama nunca viene mal para apreciar las cosas buenas de la vida (quien se haya leído nuestras entradas de Portugal e Islandia ya sabrá que siempre tenemos un «Día de las Inclemencias»).

Y así es como llegamos justitos a ver el final del atardecer a uno de los miradores de METEORA. De los dos más famosos, es el más alejado del Monasterio de Roussanou (en Google Maps figura como «Meteora Observation Deck»). Al día siguiente visitaríamos muchos otros miradores pero sin duda este es nuestro favorito. Nos deleitamos con las espectaculares vistas del sol escondiéndose tras las imponentes montañas de Meteora, y se nos curan todos los males.

Las formaciones rocosas recuerdan mucho a los Mallos de Riglos de Huesca, y es que ambos son conglomerados tallados por la erosión. En la cumbre de los peñascos de Meteora destaca la figura de los Monasterios de Meteora, de origen cristiano, algunos de los cuales visitaremos al día siguiente.

Llegamos al hotel sobre las 22 horas. La mujer es hiperactiva y tiene mucha prisa, pero nos da todo lo que necesitamos; además nos deja elegir entre dos habitaciones. Nuestra habitación es limpia, amplia y acogedora; incluye un pequeño balcón con vistas brutales a las imponentes montañas que se levantan frente a nosotros con sus 600 metros de altura… No se puede pedir más.
- Alojamiento: GUESTHOUSE LITHOS.
- Encontrado con: Booking.
- Dirección: Kastraki, un pueblo pequeño muy tranquilo y acogedor. También se puede dormir en Kalambaka, una ciudad más grande y con más oferta gastronómica.
- Precio: 27’25€/persona/noche. Muy barato teniendo en cuenta la ubicación y las impresionantes vistas a Meteora. Se paga al finalizar la estancia. Importante llevar algo de efectivo, a la mujer no le gusta que se pague todo con tarjeta…
- El desayuno va aparte: 7’5€/persona. Lo adaptan a celíacos y es abundante.
Después de una reconfortante ducha bajamos a cenar en la terraza del hotel unas costillas de cordero y chuletas de ternera a la brasa, y nos sacan para acompañar patatas fritas, ensalada griega y unas aceitunas. El menú es marcadamente rural: graso pero abundante. Nos ponemos las botas por 32€.
Guesthouse Lithos (Kastraki, Meteora): Ofrecen menús rústicos de carnaza a la brasa con patatas y ensalada. Aptos para celíacos. También adaptan desayunos.
La cama es enorme y muy cómoda, con sábanas blancas y suaves que nos absorben hasta el día siguiente y no nos pierden por carreteras donde Cristo perdió la alpargata. ¡Buenas noches, Meteora!
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