PORTUGAL · Día 3 de 6 · SINTRA
*Incluye lista de recomendaciones para optimizar la visita al PALACIO DA PENA en temporada alta.
[15 Julio 2019]
Suena el despertador y se despiertan nuestras ganas de ir a Sintra, sitio que mucha gente nos había descrito como lo más increíble de Portugal. Desayunamos gluten-free en el apartamento con el ánimo elevado. «¡Hoy es lunes! Seguro que nos libramos de todas las colas del fin de semana». Craso error. Por esta y otras «catastróficas desdichas», de ahora en adelante nos referiremos a este lunes como «El Día de las Inclemencias«.
Nos acercamos en taxi a la agencia de alquiler de coches, alejada del centro histórico. No somos usuarios habituales de taxis, Ubers y similares pero en Portugal fuimos tan a contracorriente con el tiempo que nos pareció la mejor forma de aprovechar la estancia.
Habíamos reservado con Europcar un Renault Clio durante 3 días por 208,73€ —lo más barato que encontramos, siendo temporada alta e incluyendo suplemento por dejarlo en una ciudad diferente (recogida en Lisboa y devolución en Oporto).
Inclemencia Nº1: La empresa de alquiler de coches nos clava un seguro por pringuers. En contra de lo que solíamos hacer, decidimos no pillar seguro para reducir costes. Sin embargo, la señora de la agencia nos amenaza con la archiconocida peligrosidad de los portugueses y nos convence para clavarnos 60€ por el seguro con franquicia. También pagamos 3,5€ para poder utilizar la Vía T en autopistas, que permite cargar los pagos automáticamente en la tarjeta sin tener que parar cada vez (recomendable).
Inclemencia Nº2: Nuestros móviles nos abandonan. Mi móvil, nuestro principal recurso GPS al volante gracias a la aplicación Waze, ha decidido no cargarse durante la noche y comenzamos el día con un amenazador 15% de batería. La clavija del cargador ya lleva un año dando problemas de forma aleatoria y ha decidido dar guerra justo hoy. Por otra parte a Influencer a la Fuga no le quedan datos, así que tudo perfeito.
Inclemencia Nº3: Pues es verdad, los portugueses conducen agresivo. No se puede generalizar, pero nuestra experiencia personal fue que conducen rápido, muchos conductores cambian de carril sin mirar, las incorporaciones son cortísimas y los conductores se tiran a la autovía de cabeza, los otros coches no facilitan para nada el acceso, están constantemente pitando entre ellos… En resumen, que en cuanto veáis que se acerca un carril de incorporación meteos a la izquierda y no confiéis en que los demás coches hayan mirado el retrovisor para maniobrar.
Antes de salir de Lisboa nos metemos en un atasco de cientos de coches. Como muchos de ellos, decidimos salir y que nuestro GPS redirija. Sufrimos entre mucho pitido y maniobra ilegal a nuestro alrededor pero conseguimos salir de Lisboa. «Caralho, qué drama». Menos mal que hemos cogido seguro. Ir de Lisboa a Sintra nos acabaría costando unos 45 minutos. Si mal no recuerdo, sólo pagamos 0,35€ de peaje.
Antes de nada, lista de recomendaciones para que no os pase como a nosotros. ¿Cómo llegar al Palacio da Pena?
- PALACIO DA PENA
- Precio: 13€/persona.
- Duración: A nuestro ritmo unas 4 horas en total.
- Puntos de interés: PALACIO DA PENA / HIGH CROSS / RUTA DOS LAGOS
Recomendaciones para visitar el PALACIO DA PENA en temporada alta:
1. Sacar la entrada por Internet para evitar colas innecesarias.
2. Madrugar mucho. Si abre a las 9:30h, recomendable estar media hora antes en la puerta para disfrutar del recinto sin aglomeraciones.
3. ¿Dónde aparcar? En el centro histórico de Sintra (NO en la estación de tren) para no tener que mover el coche, además se aparca gratis. Desde allí se puede subir al Palacio da Pena en bus, y también caminar a Quinta da Regaleira.
4. ¿Cómo llegar de Sintra al Palacio da Pena? Opción uno: Si madrugáis mucho, podéis subir en coche hasta arriba de todo y aparcar en la puerta; aunque no lo recomiendan porque hay poco aparcamiento y te puede tocar darte la vuelta, o aparcar en una curva de mala manera dificultando el tránsito del autobús. Opción dos: Coger el Bus 434 (6,90€ ida y vuelta); unos 40 minutos entre hacer cola y llegar al Palacio da Pena. También hace parada en Castelo dos Mouros. Sólo se puede pagar en efectivo. Opción tres: Para los más valientes, desde Sintra hasta el palacio hay una hora caminando.
5. ¿Qué visito primero? Sin duda alguna el Palacio porque es lo más concurrido y empeora conforme avanza el día. Recomendable dejar la High Cross y el paseo por los jardines para el final, para desconectar y relajarse.
6. Todas las terrazas del Palacio están accesibles sin hacer cola. La cola es para ver la recreación histórica del interior; si es muy larga, en nuestra opinión no merece la pena.
Nosotros, inocentes, dejamos el coche en un parking al lado de la estación (recuerdo que es mejor en el centro histórico), donde pagamos el máximo permitido: 4,40€ por 4 horas. Después cogemos el famoso Bus 434, que como hemos dicho hay que pagar en efectivo.
SINTRA, al igual que el resto de la península, fue conquistado por los musulmanes a inicios del siglo VIII y recuperado por los cristianos en el siglo XII. Tras la reconquista, sus bonitas sierras boscosas fueron el sitio elegido para construir numerosos monasterios, conventos y suntuosas residencias de la aristocracia portuguesa. En la zona hay muchísimos sitios de interés y nosotros elegimos los dos más famosos (y concurridos…): Palacio da Pena y Quinta da Regaleira.
Tras 15 minutos de autobús llegamos a la parada, donde tienes dos opciones: caminar cuesta arriba 5 minutos por bonitos parajes boscosos o comerte otra cola y volver a pagar para coger un minibus que te deja a la puerta del palacio. Nosotros evidentemente escogimos la primera y finalmente llegamos al majestuoso PALACIO DA PENA, que debe el nombre a la ubicación donde se encuentra: en lo alto de una colina (peña).

El palacio se construyó sobre los restos de un monasterio jerónimo derruido por el terremoto de 1755. En el siglo XIX, el Rey Fernando II de Lisboa —romántico como ninguno y conocido popularmente como «el Rey Artista» debido a su interés por el arte y la naturaleza— mandó construir este palacio de colores y se lo regaló a su esposa, la Reina María II.
Inclemencia Nº4: Hemos llegado tarde y hay una cola larguísima. Hora prevista las 9, hora de llegada las 10:30. El Palacio da Pena es sin duda uno de los símbolos turísticos de Portugal y estaba a reventar de gente. A las terrazas del recinto se puede acceder sin hacer cola; la fila eterna es para acceder al interior del palacio. Como no sabíamos esto y nos agobiamos con las multitudes, decidimos caminar hasta la High Cross y volver luego al palacio, asumiendo —erróneamente— que habría menos cola.
La HIGH CROSS se encuentra a unos 15 minutos de ascenso por el bosque y prometía unas preciosas vistas del Palacio da Pena desde lejos. El recorrido es sencillo y está muy bien indicado. Todo apunta a una bellísima panorámica del Palacio da Pena en medio de sus exuberantes bosques, pero…
Inclemencia Nº5: Llueve. Hay niebla. Hay viento. El Palacio se ha desvanecido.

Nos quedamos un rato arriba con la esperanza de que la niebla se disipe. Durante un momento parece que… «¡Eh, ahí se ve algo entre toda esa masa blanca! Ah, no, es otra nube…». Total, que almorzamos unos bocatas de queso que nos habíamos preparado y que se convierten en el momento de mayor felicidad de la mañana. Regresamos al Palacio da Pena, con la inocente esperanza de que haya menos cola para entrar.
Inclemencia Nº6: ¡La cola se ha reproducido exponencialmente! Craso error amigos, si vais al Palacio da Pena por la mañana entrad lo antes que podáis; aunque veáis una cola larguísima a primera hora, si esperáis crecerá hasta salir de Portugal. O lo que haríamos nosotros si pudiésemos rebobinar: disfrutad de las terrazas sin hacer la eterna cola para ver el interior.

Esta vez nos resignamos y hacemos cola durante más de una hora. El interior alberga un pequeño claustro como única parte del monasterio que sobrevivió al terremoto, y una recreación histórica de todas las salas del palacio con el mobiliario que utilizaba la realeza portuguesa del siglo XIX en su residencia de verano hasta que se proclamara la República de 1910. Aunque es interesante, no puedes pararte a contemplar con detenimiento porque el recorrido está estrechamente delimitado y forma parte de la misma cola; todos avanzando en fila india desde el inicio hasta el final. Permite, eso sí, el acceso a una terraza con bonitas vistas, pero al igual que el resto del recinto está a rebosar de gente haciéndose selfies.
En nuestra opinión, levemente sesgada por el hastío, no merece la pena sacrificar tanto tiempo para ver el interior (al menos en temporada alta).

La verdad es que el Palacio en sí es espectacular y llama la atención por sus formas y colores. La gran mayoría de las terrazas están accesibles sin hacer cola y serían todavía más impresionantes si no quedaran eclipsadas por un aforo excesivo.

El palacio es un gran ejemplo de arquitectura romántica, caracterizada por la recuperación de antiguos estilos y la mezcla de los mismos para producir algo nuevo. En este caso se pueden observar elementos del neo-gótico alemán, manuelinos —como no podía ser de otra forma en Portugal— e incluso islámicos —como muchos de los arcos, influencia del paso de los musulmanes por la zona. Lo mezclamos todo un poco y… ¡Ya está, artemaníacos! El resultado es este palacio de colores vistosos y formas surrealistas que tan bien encajaría en una película Disney.

En la parte inferior izquierda de esta foto y dando nombre al Patio dos Arcos, se pueden observar arcos moriscos (árabes) desde los cuales se obtienen vistas de la sierra boscosa de Sintra en la que se encuentra enclavado el Palacio. Desde esta colorida terraza se puede observar la torre del reloj y tras subir las escaleras se puede acceder a una pequeña capilla.

Para acceder al Patio dos Arcos de debe atravesar un pórtico llamado Arco del Tritón. Recibe su nombre porque la escultura que custodia el pórtico no es otro que Tritón, dios griego mensajero de las profundidades marinas, que aparece sobre dos grandes conchas. Representado como mitad pez y mitad humano, se dice que este Tritón con cara de enfadado es una alegoría de la creación del mundo (Tritón es el padre de la Sirenita de Disney y además hijo de Poseidón, al que conoceríamos dos años más tarde en Grecia).

Después de darnos unas cuantas vueltas por las terrazas y sufrir por las inminentes caídas de selfies demasiado arriesgados, decidimos darnos un paseo por los jardines que rodean los palacios, la denominada RUTA DOS LAGOS. ¡Agh, qué calma y qué tranquilidad!
Se accede al salir del Palacio da Pena, por una senda bien indicada que atraviesa varias lagunas pobladas por patos y cisnes y que están rodeadas por cientos de árboles exóticos que conforman un paraje silencioso, relajante y, cuando la bruma atraviesa los bosques, místico.

Después de la muchedumbre del Palacio disfrutamos de buena gana del silencio y la belleza del lugar. Nuestro paseo fue breve pero estos jardines albergan varias rutas en las que tiene que ser un gustazo perderse.

La senda es una especie de recorrido circular que finalizas un poco por debajo de la entrada del Palacio da Pena. Caminando un poco cuesta arriba se llega a la parada del Bus Nº434. Miramos el reloj y… «Oh, oh…»
Inclemencia Nº7: Se nos ha echado el tiempo encima y nuestras cuatro horas de párking en Sintra se acaban YA.
El destino es clemente con nosotros y no tenemos que esperar mucho para que llegue el autobús. El recorrido de este bus es circular y hace las siguientes paradas: Estación de tren de Sintra – Centro histórico de Sintra – Castelo dos Mouros – Palacio da Pena. Cuidado con confundir las dos paradas en Sintra, que había gente que no sabía dónde bajar.
Nuestro coche está esperándonos y no nos han multado por los 15 minutos de retraso, así que renovamos el pago y entramos a un pequeño local donde pedimos unos refrescos y nos comemos nuestros bocadillos caseros gluten-free. Con la tripa llena y recuperados del estrés mañanero, cogemos de nuevo el coche y ponemos rumbo al centro histórico de Sintra, desde donde se accede andando hasta nuestro próximo destino: Quinta da Regaleira.
Recomendación, INSISTO: Es mejor aparcar en el centro histórico de Sintra desde el principio ya que desde allí se puede coger el autobús a Palacio da Pena, ir a Quinta da Regaleira y además aparcar es gratis.
A estas alturas mi móvil está más que muerto así que dependemos del GPS del coche para llegar al centro histórico. Llegamos en menos de 10 minutos pero aparcar es otra historia. Calles cortadas por mercadillos locales, el GPS del coche que nos envía por direcciones prohibidas y campos agrestes (su última actualización desde luego no era reciente), callejones sin salida… Al final lo dejamos medio subido en la acera al lado de un pequeño café, Botica Saloia, con vistas bonitas y personal simpático. El propietario del bar nos da el visto bueno al coche y nos indica cómo se llega a Quinta da Regaleira.
El centro histórico de Sintra es muy turístico y está lleno de vida. No tardamos ni 10 minutos en llegar paseando a QUINTA DA REGALEIRA, donde «¡Oh, sorpresa!»: hay otra bonita cola de unos 30 minutos.
- QUINTA DA REGALEIRA
- Precio: 8€/persona.
- Duración: Hora y media.
- Puntos de interés: PORTAL DE LOS GUARDIANES / POZO INICIÁTICO / PALÁCIO DA REGALEIRA (todo el recinto es bonito, hay que dejarse llevar)
A decir verdad, el sitio tiene mucho encanto y no se encuentra tan masificado como el Palacio da Pena, con excepción del famoso pozo. Desconocemos si esta entrada puede comprarse con antelación por Internet.

Este enigmático y suntuoso lugar fue diseñado y construido entre los siglos XVIII-XIX, principalmente impulsado por Carvalho Monteiro, quien era conocido como «Monteiro el de los millones» debido a la fortuna que habían amasado sus padres en Brasil con el comercio del café y las piedras preciosas. Quinta da Regaleira se compone de exóticos jardines entre los cuales se esconden lagos, grutas subterráneas, cascadas, escalinatas, estatuas, torreones, pasos subterráneos…

El punto más famoso y abarrotado del recinto es sin duda el Pozo Iniciático, una torre invertida —metida en la tierra— con 27 metros de profundidad. Según parece, esta galería subterránea participó de la corriente del cristianismo escatológico, es decir, el cristianismo que cree en el fin de la humanidad y en la supervivencia del alma de los fieles después de la muerte.
Se dice que su recorrido formaba parte de ritos francmasónicos de iniciación. Los fieles ascendían por la escalinata en espiral y atravesaban los nueve descansillos que simbolizan los nueve infiernos de la Divina Comedia de Dante (limbo, lujuria, gula, avaricia, ira y pereza, herejía, violencia, fraude y traición) para ser bañados por la luz y alcanzar la espiritualidad y el verdadero conocimiento. A los turistas que vamos en julio, sin embargo, nos obligan a recorrerlo en fila india y descendiendo en lugar de ascendiendo; así que no nos purgamos de nada.

El lugar parece tener múltiples interpretaciones, pues el guía que caminaba detrás de nosotros repetía con ímpetu y pasión que el pozo simbolizaba el útero materno como representación de la tierra, lugar de donde proviene la vida y a donde vuelve tras su fin. Palabras del guía: «Esto representa el útero materno, el camino de la vita. E cuando el útero materno nota vida en su interior, se cierra».
A nosotros nos sentó de maravilla recorrer las escalinatas y jardines tranquilamente con la brisita veraniega. El recinto alberga varios torreones altos desde los que hay panorámicas muy agradecidas de Sintra.

Finalizamos la visita con el imponente e inquietante Palácio da Regaleira. Nosotros no hicimos visita guiada, pero tiene que resultar interesante por todas las simbologías y rituales que impregnan el lugar. Mires a donde mires todo tiene multitud de detalles y grabados que te hacen preguntarte «¿Y esto por qué?». El conjunto destila un elevado simbolismo religioso y una atmósfera enigmática. Si el Palacio da Pena parecía un castillo de Disney, Quinta da Regaleira podría aparecer en una novela negra de Agatha Christie.

Regresamos al coche, tomamos un café en la pequeña terraza con vistas de Botica Saloia y ponemos rumbo hacia Cabo da Roca. Atravesamos los bosques de Sintra y el GPS del coche de nuevo hace de las suyas llevándonos por algún caminito desierto pero al fin y al cabo, nos estamos acercando a lo que en su día se denominó «el fin del mundo». En menos de media hora llegamos y no hay problemas para aparcar.

Si bien se acabó descubriendo que el mundo continuaba más al oeste, el CABO DA ROCA ostenta el título de ser el punto más occidental de Europa (más que el Faro de Finisterre en Galicia). Las nubes y el viento salvaje que golpea desde todas las direcciones no nos impiden disfrutar de un precioso atardecer, pues estamos acostumbrados al cierzo zaragozano. Inclemencias 7 – Arrancando en Tercera 1.

Sobre los escarpados acantilados de 140 metros en los que rompe con furia el oleaje, se alza el faro de Cabo da Roca. Hay también un monumento en cuya piedra se encuentran talladas unas palabras de Luís de Camões, poeta portugués del siglo XVI que describió el lugar como «Onde a terra se acaba e o mar começa» («Donde la tierra se acaba y el mar comienza»).

Regresamos a Lisboa en unos relajantes 45 minutos de coche y tenemos la suerte de aparcar debajo de casa, en una zona verde (0,80€/hora) cuyo horario de pago empieza a la mañana siguiente.
Cenamos en Manjerico Alegre, bajo nuestro apartamento en la Alfama. Por 40€ nos ponemos las botas con unos platos deliciosos que incluyen queso de cabra con higo y mermelada, bacalao a bras y bifinho de vaca a la portuguesa (filete con huevo).
Manjerico Alegre (Alfama, Lisboa): Muchas opciones sin gluten y riquísimo. Llevar pan para acompañar. ¡Muy recomendable!
Paradas eliminadas por falta de tiempo: BOCA DO INFERNO y CASCAIS.
Y hasta aquí la chapa de hoy, esperamos que la dramatización de las inclemencias no se haya hecho pesada; nosotros fue el día que más nos reímos pese a todo. Última noche en Lisboa, mañana rumbo hacia Porto.
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>> Olas gigantes, pescado seco y universitarios con capa: NAZARÉ y COÍMBRA.