GRECIA · Días 1-2 de 7 · ATENAS
[23 Julio 2021]
Salimos de guardia, prácticamente de empalmada. Acabamos la maleta y desayunamos. Tomamos un tren de Zaragoza a Barcelona. Cogemos el metro al aeropuerto. Subimos a la lanzadera para cambiar de terminal. Pillamos las tarjetas de embarque, donde ya nos piden el pasaporte COVID y el certificado PLF.
Nos quedan cuatro horas libres que aprovechamos para pasar los controles, ir a nuestra puerta de embarque y comer unos buenos bocatas de tortilla de patata antes de subir al avión y poner rumbo a Grecia.
- VUELOS BARCELONA-ATENAS (IDA Y VUELTA)
- Compañía: Vueling.
- Precio: 292€/persona.

Tres horas de vuelo nos conducen hasta ATENAS. Llegamos de noche y nos unimos a la larga cola de taxis. Cuando finalmente nos toca conocemos a Nikko, un taxista muy salao al que le encanta conversar de todo: historia griega, viajes, etimología de las palabras, mitología y un largo etcétera. Habla en inglés tan rápido que nos perdemos la mitad, pero no parece importarle; él sigue hablando entusiasmado. Le preguntamos por la celiaquía en el país y nos dice que no conoce ningún celíaco diagnosticado en Grecia, que él asociaba comer sin gluten a algo ideológico.
Nos explica por ejemplo que en griego «Alex» significa proteger y que de allí derivan palabras como Alexandro («el que protege al hombre») o «alexíptoto» que significa paracaídas. También nos explica que pesadilla se dice «éfialtis» debido a que Éfialtes fue quien traicionó a los espartanos liderados por Leónidas, ayudando a los persas.
El trayecto en taxi desde el aeropuerto al centro de Atenas tiene precio cerrado y cuesta 38€, incluidos los 3€ del peaje. Nikko nos da su teléfono para la vuelta y lo dejo para quien lo necesite porque es majísimo y se aprende mucho con él: +30 694 061 6024. ¡Se paga en efectivo!
En media hora que se nos pasa volando, Nikko nos deja en nuestro apartamento:
- Alojamiento: Apartamento ELI’S BRIGHT.
- Encontrado con: Airbnb.
- Dirección: Veikou 61 (Atenas). Muy cerca del Monte Filopapo, a 15 minutos caminando de la Acrópolis.
- Precio: 28€/persona/noche.
Eli es una mujer muy agradable que va un poco agobiada entre el trabajo y su familia. Nos da la bienvenida, nos enseña el apartamento, nos recomienda unos sitios de cena y se despide. El apartamento es amplio, limpio y con ventilación (totalmente necesaria). Por poner un pero, el agua caliente había que encenderla 10 minutos antes de ducharse y apagarla durante la ducha «por seguridad».
Al lado está la calle Drakou que es bastante animada, con muchas terrazas y kioscos abiertos hasta pasada la madrugada por si surge comprar algo a última hora. Nuestro primer contacto con la gastronomía griega es un bareto donde no sabemos lo que estamos pidiendo. Sin saberlo cenamos dos de los platos griegos más típicos: souvlaki (pollo a la parrilla con tomate, patatas y cebolla envuelto en pan de pita; aunque a mí me las ponen como brochetas de pollo emplatadas por razones obvias) y queso feta.

Volvemos al apartamento y a dormir, que nos espera un día de achicharrarnos.
Kαληνυχτα! (¡buenas noches!)
[24 Julio 2021]
Amanecemos sin despertador porque nos lo merecíamos después de la guardia. Ventaja: hemos descansado. Inconveniente: hace un calor de mil horrores en Atenas y la Acrópolis está atestada de gente. Pero aún no lo sabemos.
Desayunamos en el Bavihia, un pequeño café con terraza que ofrece cosas para desayunar. No ofrece ningún chollo: dos cafés y dos cuencos de yogur griego por 16€. Eso sí, el yogur griego artesanal está espectacular, es algo de otro mundo. Uno lleva frutos rojos y granola (con gluten) y el otro pera, almendras y pasas (sin gluten). También os digo que con un solo pozal de yogur desayunan dos personas, que son abundantes.
Bavihia (Atenas): Sin problemas para desayunar, yogur griego delicioso. Con un cuenco de yogur comen dos.

Con el estómago lleno ascendemos cuesta arriba y en menos de 15 minutos llegamos a la Acrópolis. Son las 11 ya hay una cola considerable de gente para comprar la entrada en taquilla por lo que es recomendable pillarlas por Internet y con antelación, porque a nosotros en el área de la Acrópolis los datos del móvil nos iban regular y tardamos un buen rato.
- ENTRADA ACRÓPOLIS
- Precio: 20€/persona.
- Incluida en el TÍCKET COMBINADO (30€/persona) que incluye también acceso al Ágora Romana, Ágora Antigua, Biblioteca de Adriano, Templo de Zeus Olímpico… Dura 5 días y sale rentable si se visitan varios.
- Los estudiantes 50% descuento.
- Duración: A nosotros nos llevó unas dos horas con la calma.
- Puntos de interés: ODEÓN DE HERODES ATTICUS / TEATRO DE DIONISO / PROPILEOS / ERECTEION / PARTENÓN / TEMPLO ATENEA NIKÉ
- Recomendaciones: Madrugar, comprar tickets por Internet y sobre todo LLEVAR AGUA.

ACRÓPOLIS viene de los términos griegos akros (cima) y polis (ciudad). Toda la lógica ya que se construyó en la parte más elevada de Atenas, con la intención de poder defenderse de los enemigos. También llamada «La Ciudad Sagrada», la Acrópolis es sin duda alguna el símbolo de Atenas.
La mayor parte de los templos de la Acrópolis se construyeron sobre los restos de civilizaciones previas que habían sido destrozadas por los persas en las Guerras Médicas en el año 480 a.C., liderados por Jerjes I. Dicha reconstrucción fue mayormente promovida y dirigida por Pericles, figura indiscutible de la Edad de Oro de Atenas.
En el siglo V d.C., la Acrópolis fue cristianizada por el Imperio Romano Bizantino; y en el siglo XV islamizada por el Imperio Otomano. Para colmo los bombardeos de los venecianos en el siglo XVII, con intención de recuperar la Acrópolis de los otomanos, provocaron innumerables daños en todo el complejo.

Entramos por el acceso principal (normalmente hay otro secundario pero actualmente está cerrado) y nuestra primera parada es el ODEÓN DE HERODES ATTICUS, en la parte «más baja» de la Acrópolis.

Fue construido en el año 161 bajo el mandato del adinerado cónsul romano Herodes Atticus en honor a su esposa fallecida, y se utilizaba para audiciones musicales. Fue destruido por los hérulos (tribu germánica) en el siglo III, perdiendo su techo. Hoy en día sigue celebrándose algún evento musical.
Continuamos hasta el TEATRO DE DIONISO, dedicado al Dios del vino, la fertilidad y el teatro. Erigido durante los siglos VI y V a.C., es considerado el teatro más antiguo del mundo.

Primero se construyó con madera y posteriormente con piedra. Las gradas podían albergar 17.000 asistentes. Es difícil no imaginar el recinto repleto de griegos con túnicas blancas riéndose de una tragicomedia, siendo el teatro uno de los pilares de la sociedad griega antigua.
Finalizamos nuestro paseo por «la Acrópolis baja» y accedemos a «la Acrópolis alta», mucho más masificada pero igualmente sobrecogedora. Cuidado con el mármol pulido que resbala, ya hay carteles que avisan: «Slippery road!».

En la Antigua Grecia, los PROPILEOS constituían el único acceso por el que los griegos podían entrar a la Acrópolis sagrada. Las gigantescas columnas jónicas y dóricas son imponentes pese a estar atestadas de turistas. Prácticamente toda la Acrópolis está construida con mármol porque se extraía de una cantera cercana a Atenas en el monte Pentélico.

Los primeros Propileos (siglo VI a.C.) fueron destruidos en las Guerras Médicas por los persas. Tras la victoria de los atenienses se comenzaron a construir los Propileos que vemos hoy en día (437-431 a.C.) pero nunca fueron terminados porque empezaron las Guerras del Peloponeso entre Atenas y Esparta, que finalizarían con la victoria de Esparta y el final de la época dorada de Atenas.

Una vez pasados los impresionantes Propileos, encontramos a la izquierda el ERECTEION. Este se construyó en los años 421-406 a.C. sobre los restos de un antiguo templo dedicado a Atenea, que fue destruido (cómo no) por los persas ese mismo siglo.

Está ubicado sobre uno de los sitios más sagrados de la Acrópolis, pues fue allí donde se enfrentaron Atenea, diosa de la guerra y la sabiduría; y Poseidón, dios de los mares y los océanos, en una lucha por convertirse en la deidad protectora de la ciudad. Poseidón clavó su tridente en la tierra e hizo brotar una fuente de agua salada, mientras que Atenea hizo surgir un olivo milenario cuyo aceite les brindara alimento, combustible y medicina.

Erecteo, primer rey de la ciudad, concedió la victoria a Atenea, convirtiéndose en patrona de la ciudad (de allí proviene el nombre de Atenas). Su olivo se convirtió en símbolo de paz y prosperidad, pudiendo observarse junto al templo. Se dice que cuando los persas lo quemaron, volvió a crecer.

Así pues, el Erecteion rinde culto a los dioses Atenea y Poseidón, pero también al mencionado gobernador Erecteo, mitad hombre y mitad serpiente. Es imposible no embelesarse con las Cariátides, seis figuras femeninas perfectamente esculpidas que ejercen como columnas del pórtico y se cree que podrían ser las hijas de Erecteo. Las que hoy se observan son réplicas, pues las verdaderas se encuentran en el Museo de la Acrópolis.


A la derecha del Erecteion (con los Propileos a nuestras espaldas) tenemos el templo griego más famoso de la historia: el PARTENÓN.
No hace falta dar indicaciones porque es inmenso. Quizás haya quien se sorprenda (o incluso se moleste) de que esté lleno de grúas permanentemente, pero lo sorprendente es que quede ninguna piedra en pie. Se erigió en entre los años 447-432 a.C. como siempre sobre los restos de otro templo destruidos por los persas.

En el siglo VI d.C. con la llegada del Imperio Romano, el Partenón se convirtió en una Iglesia cristiana, y en el siglo XV los otomanos lo usaron como mezquita con minarete. En 1687, los bombardeos de los venecianos causaron la mayor destrucción de la historia del Partenón debido a que este era utilizado como depósito de pólvora por los otomanos, explotando en el acto. Hoy en día se sigue trabajando en proyectos de restauración, lo cual explica la presencia continua de andamios y grúas.

Aprovechando una situación económica y política estable, Pericles ordenó el levantamiento de este majestuoso templo para rendir culto a la diosa Atenea, patrona de la ciudad, y conservar dentro sus tesoros.
En las fotos no se aprecia la envergadura de las gigantescas columnas que alcanzan los 10 metros de altura. Existe registro de una escultura de Atenea de doce metros de altura, con escudo y casco, dispuesta a defender la ciudad; fue esculpida por Fidias, amigo de Pericles. Se cree que la misma fue destruida en el siglo V d.C. durante un incendio.

Es imposible no preguntarse cómo se desplazaban semejantes bloques de mármol de 400 kg desde la cantera a la parte más alta de la ciudad. Los historiadores creen que en carros tirados por bueyes en un viaje que podía durar dos días, y luego usaban complejos juegos de cuerdas y poleas para montar unas piedras encima de otras. A mí que me lo expliquen con detalle porque no lo concibo y me parece alucinante.

Al final de la Acrópolis hay un mirador que concede amplias vistas de Atenas y del Monte Licabeto, un buen lugar para ver atardecer sobre la ciudad (nosotros iríamos el día siguiente). Merece la pena detenerse a observar todas las piedras esculpidas que hay esparcidas por la Acrópolis; son verdaderas obras de arte.

Después de maravillarnos un buen rato paseando entre lo que queda de la Antigua Grecia, volvemos a los Propileos para salir de la Acrópolis. Hace mucho calor y empieza a entrar hambre, pero antes de salir nos fijamos en el TEMPLO DE ATENEA NIKÉ, que pasa un poco desapercibido a la entrada.
Construido también entre los años 427-410 a.C., se erigió para conmemorar la victoria de los atenienses a los persas. Albergaba una estatua de Atenea personificada como Niké, diosa alada de la victoria. Posteriormente le cortaron las alas para que Atenea se quedase siempre en la Acrópolis dando el triunfo a los atenienses en cualquier conflicto bélico.

Al salir del recinto hay una roca llamada AEROPAGUS desde la que se tiene una bonita panorámica de la Acrópolis. El nombre viene a significar «colina de Ares», el dios griego de la guerra, pues en esta colina fue juzgado por los dioses griegos tras asesinar al hijo de Poseidón. A partir de ahí, los atenienses eligieron ese lugar para que el Tribunal de Justicia de Atenas realizara juicios para juzgar a los criminales.
Hay un pequeño sendero que indica por dónde subir. ¡Ojo cuidao que resbala! También es un buen lugar desde el que ver atardecer con un par de cervezas.

Ahora sí que sí, ¡hora de comer! En Grecia no abundan las reseñas de establecimientos sin gluten (nosotros escribimos unas cuantas), así que probamos suerte y acertamos a la primera.
El Ydria Café está en el barrio de Plaka, prácticamente pegado al Ágora Romana. Están bien informados sobre intolerancias, la comida muy rica y buena ventilación (el mejor regalo que podíamos recibir con el sofoco de visitar la Acrópolis sin agua). Pedimos una ensalada griega, kayanás y souvlaki de cordero con verduras. Sin bebidas salía todo a 27€; eso sí, cada refresco y cada café suma 3€, excepto el agua que es gratis.
Ydria Café (Atenas): Bien informados en intolerancias y muy rico todo. Obligatorio probar el Kayanás que consiste en un revuelto de huevo, tomate y feta que es un manjar, y si lleváis pan sin gluten para untar mejor que mejor. Del hambre que teníamos no le hicimos ni foto.

Nuestra siguiente parada es la BIBLIOTECA DE ADRIANO, construida el año 132 d.C., siglo en que los romanos tomaron Atenas. También llamada la «Biblioteca de las Cien columnas», fue construida bajo el mandato del emperador romano Adriano, un amante de la cultura griega, para albergar su extensa colección de libros.
Influencer a la Fuga se marca una actuación de las musas de Hércules entre las columnas dóricas: «Bendición, Hércules campeón…«. Inmersión máxima.
- BIBLIOTECA DE ADRIANO
- Precio: 4€/persona. Incluida en el TICKET COMBINADO.
Fue destruida por los hérulos el siglo siguiente, posteriormente se reconstruyó, después se convirtió en Iglesia con los cristianos, luego en sede del gobernador otomano… El tema es que la Biblioteca cayó en el olvido hasta que se rescató en unas excavaciones el año 1885. Actualmente de su aspecto original queda poco, pero es agradable pasear por el recinto e imaginarse la inmensidad del complejo.

Agarrándonos a un clavo ardiendo, y pese a que parece no haber hueco en ningún tour (sin ningún tipo de explicación por las webs), asistimos al punto de encuentro de dos FreeTour diferentes, por si suena la flauta. Pero no, allí no acude nadie. Asumimos que están cancelados por el COVID, porque no hay disponibilidad hasta marzo de 2022. Escribimos un correo a un organizador que nos responde que podemos asistir sin problema; le preguntamos hora y lugar y nunca volvimos a saber de él. Desistimos, muy a nuestro pesar. A tirar de Wikipedia.

Durante nuestra búsqueda nos empapamos de la esencia de los barrios de PLAKA y MONASTIRAKI: ruido, tiendas, motos, terrazas, mezquitas, gatos echando la siesta, turistas disfrazadas de musas, y un número considerable de personas pidiendo dinero en las calles. De acuerdo con los últimos datos del INE (2018), un 32,6% de la población griega se encuentra bajo el umbral de la pobreza (siendo en España del 27%, también de los más altos de la Unión Europea). Los países mediterráneos siempre azotados por el rescate europeo de la crisis financiera de 2008.
Compramos agua y crema solar y acto seguido nos dirigimos al Jardín Nacional de Atenas pero resulta que está cerrado y resguardado por un amplio cuerpo de policías armados. Lo asociamos a las múltiples manifestaciones antivacunas que se distribuyen por toda la ciudad. El gobierno griego ha impuesto la obligatoriedad de la vacuna del COVID a personal sanitario y trabajadores de residencias, lo cual no ha sido bien recibido por los griegos (una mujer nos lo justificó como desconfianza del sistema sanitario y los políticos debido a los recortes de los últimos años).
Continuamos hasta el TEMPLO DE ZEUS OLÍMPICO, también llamado «Olimpeion». Como su propio nombre indica honraba a Zeus, dios del trueno y gobernador de todos los Dioses del Olimpo.

Comenzó a construirse durante el siglo VI a.C. pero se dejó a mitad debido a sus exageradas dimensiones, pues sus columnas eran incluso mayores que las del Partenón, con sus 17 metros de altura. Aristóteles puso este templo como ejemplo de la estrategia que utilizan los gobernadores tiranos para mantener al pueblo ocupado y que no se rebelara.
- TEMPLO DE ZEUS OLÍMPICO
- Precio: 12€/persona. Incluido en el TICKET COMBINADO.
Los macedonios retoman la construcción el siglo II a.C., pero el colosal templo no se finalizó hasta el siglo II d.C. bajo el mandato del ya conocido emperador Adriano. De las 104 columnas iniciales, hoy quedan tan solo 15 y el proyecto de restauración actual hace que prácticamente solo veamos andamios (Tiqué, la diosa griega de la suerte, no está muy pendiente de nosotros el día de hoy como podéis comprobar).

También se levantó una enorme estatua de Zeus hecha de oro y marfil, y otra del emperador Adriano, de las cuales tampoco queda nada. Bastante aguantan los templos griegos. Antes de irnos echamos un vistazo rápido al Arco de Adriano, construido el año 131 d.C.

Volvemos al centro y accedemos al ÁGORA ROMANA, el lugar de mercado y encuentro de la civilización romana en Atenas, que se encuentra al lado de la Biblioteca de Adriano. No se debe confundir con el Ágora Antigua, centro social y cultural de la Grecia Antigua, que visitaremos al día siguiente.
Recordemos que en el siglo V a.C. los atenienses estaban enzarzados con los persas, y luego con los espartanos. En el siglo IV a.C. llegó Alejandro Magno, con tan solo 23 años, a poner orden con su ejército macedonio. Y en el siglo II a.C. llegaron los romanos. Pues durante el reinado del Imperio Romano se construyó y utilizó el Ágora Romana.
- ÁGORA ROMANA DE ATENAS
- Precio: 6€/persona. Incluida en el TICKET COMBINADO.

El Ágora Romana fue construida por el emperador Augusto durante los años 19 y 11 a.C. Esta zona vendría a ser «la plaza de la ciudad» y venías aquí si eras un romano que quería reunirse con los colegas, comerciar o ir al mercado, utilizar las letrinas públicas, asistir a lecturas públicas, juicios… Si los romanos organizaban algo importante, todo el mundo se reunía aquí.

Quizás lo mejor conservado del complejo sea la Torre de los Vientos, que contenía un reloj de agua y una veleta-brújula que indicaba la dirección de los vientos. El reloj de agua, también llamado clepsidra, funcionaba mediante el paso de un líquido a una velocidad determinada hacia un recipiente graduado.

Empieza a caer la tarde y los templos cierran, así que decidimos ir a ver atardecer al MONTE FILOPAPO, pues es uno de los mejores miradores de Atenas. Durante el trayecto atravesamos múltiples terrazas, vendedores, músicos callejeros… Hay muchísimo ambiente y se cuela alguna brizna de brisa fresca que se agradece.
- El MONTE FILOPAPO es uno de los mejores miradores de Atenas para ver atardecer.

El nombre se debe a un monumento que levantaron los atenienses al cónsul romano Filopapo en los años 114-112 a.C. La altura estratégica hizo que el sitio funcionara como fortaleza defensiva y también ofensiva; de hecho, desde esta colina bombardearon la Acrópolis los venecianos como hemos comentado previamente. Las vistas son espectaculares; nos faltaron un par de cervezas para acompañar.

Abandonamos el Monte Filopapo y realizamos un último intento de acceder a un FreeTour, esta vez mitológico en lugar de histórico, por Atenas. Sin embargo, lo que nos encontramos una manifestación antivacunas con amplio despliegue policial, todo pacífico.
Es hora de cenar y al ser fin de semana las terrazas están masificadas. Por los barrios de Plaka y Monastiraki no hay apenas hueco y no nos inspira confianza el tema sin gluten, así que nos alejamos un poco del centro y acabamos en Tzitzikas Kai Mermigas (calle Mitropoleos), que dispone de carta de alérgenos y está mucho más tranquilo. Como no queda sitio en la terraza accedemos al interior, enseñando previamente el certificado de vacunación. Sin certificado no se puede acceder a interiores, al menos en Atenas.
Tzitzikas Kai Mermigas (calle Mitropoleos, en Atenas) ofrece unas cuantas opciones sin gluten.


Nos pedimos una ensalada con salsa de yogur y pepino llamada Tzatziki, muy rica (que el otro día vi que la venden en Mercadona), burger con papas para la no-celíaca y una lubina con espinaca y tomate para el celíaco; todo ello por 34,80€.
A mitad de la cena aparecen por la calle decenas de manifestantes antivacunas corriendo y mucha gente entra al restaurante para protegerse del gas pimienta que han utilizado los policías; nos vemos obligados a ponernos mascarillas porque el gas irritante llega hasta el interior. Los empleados se disculpan y al final nos invitan a un chupito de «no sé qué pero no lleva gluten». Yo me lo bebo, Influencer a la fuga lo esconde detrás de su vaso.
Esperamos un rato a que se despejen las calles debido a la intranquilidad generada por la situación y regresamos al apartamento, donde nos deshacemos del calor ateniense con una buena ducha. El impresionante legado arquitectónico de los griegos es lo último que me pasa por la cabeza antes de caer seco.
¡Buenas noches en Atenas!
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>> Dioses, filósofos e historia. La vida en ATENAS, cuna de la civilización occidental.